Adriano, el emperador viajero y diletante

 por equipo Sevillaconguia

¡Hola! ¿Qué tal? 


Durante este año en Sevillaconguia realizaremos un repaso de la historia local, conmemorando fechas importantes relacionadas con ella y recordando a personajes determinantes para tratar de comprender, un poco más si cabe, el lugar en el que desarrollamos nuestra profesión, desde hace tanto. 

Ahondar en la historia de Sevilla es sumergirse, muy hondo, en los albores de la historia cultural hispalense pero también ibérica y europea. Y gracias a personajes con vidas tan interesantes como, por ejemplo, fue la del emperador Adriano, podemos comenzar esta nueva etapa con buen pie. 

Así pues, 

Un día como hoy del año 76 d. C...

Según afirma la Real Academia de la Historia y, según aseguró el propio Publio Elio Adriano en su autobiografía, nació en Itálica, la actual Santiponce, en la provincia de Sevilla, España. Un 24 de enero del año 76 después de Cristo...

Itálica, a pesar de los siglos, sigue siendo visitada por viajeros de todo el mundo y te recomendamos su visita. Si te pasas por Sevilla y si te interesa este apasionante período de la historia que atañe a tantos países, uniéndonos bajo el gran ala de las glorias pasadas del Imperio Romano, sin duda, Itálica, es un lugar que no te dejará indiferente...

Pero, sigamos con el verdadero protagonista de este post

A primera vista puede pensarse que Adriano nació en el lugar indicado para convertirse en emperador, sin embargo, era el hijo de un simple pretor -eso sí, de familia adinerada-, aunque de provincias. Con todo, su destino se uniría al de Trajano, su tío segundo, también nacido en Itálica y que se convirtió en el primer emperador de origen bético. 

Trajano no tenía hijos ni prisa por tenerlos y, por aquel entonces, su pupilo y sobrino Adriano no daba muestras de querer el trono. Trajano, que valoraba el esfuerzo por encima de los lazos de sangre, reconoce que Adriano, a cada paso profesional que daba, lo iba moldeando como sucesor ideal. 

Durante veinte años de reinado de su tío y mentor Adriano lideró legiones, gobernó algunas provincias e, incluso, redactó discursos para Trajano. 


Publio Elio Adriano fue conocido -oficialmente- durante su reinado como Imperator Caesar Divi Traiani filius Traianis Hadrianus Augustus, y Divus, tras su deificación. Comúnmente conocido como, simplemente, Adriano. 




La Bética era una de las provincias de la Hispania romana y tomaba su nombre del río Betis, el actual Guadalquivir. En este mapa puede apreciarse la división provincial de la Península Ibérica, la llamada "División de Augusto", comprendida entre el 27 a. C. y el 298


La vida del emperador Adriano


Su infancia es difusa y se pierde en la bruma del tiempo, ya que su autobiografía se perdió...

Su tío Trajano lo llevó a Roma, donde recibió una esmerada educación griega -no por nada le apodaban Graeculus, "el Grieguito-, además, dominaba el griego con soltura. Se dice que, desde bien pequeño destacó por su inteligencia. 

A los quince volvió a Hispania para realizar el servicio militar, con seguridad en un lugar relajado para los miembros de las clases pudientes. Allí, empleaba su tiempo cazando. De nuevo, su tío, que pensaba que el chaval no estaba haciendo nada de provecho lo devolvió a Roma, donde fue nombrado decemviro. Poco después, fue nombrado tribuno militar en Moesia, situado en los Balcanes, al sur del Danubio. 

Su tío había depositado sus esperanzas sucesorias en él. Y, a pesar de que nunca lo nombró oficialmente como su heredero, dio muchas muestras de su preferencia, como concederle la mano de su prima lejana Vibia Sabina, nombrarle quaestor Imperatoris y comes Augusti, además de regalarle el diamante de Nerva como «esperanza de sucesión». 

Así pues, en el año 117, Adriano se convirtió en emperador, no sin controversia con el Senado. 

A pesar de la estrecha relación, tío y sobrino eran muy diferentes. Trajano era un general nato y Adriano fue un pacifista. Su reinado estuvo marcado por la ausencia de políticas militares importantes -excepto la segunda guerra judeo-romana- e, incluso, renunció a la conquista de Mesopotamia que inició su predecesor. Adriano deseó un imperio estable, en paz, bien organizado. 

Adriano fue un pacifista pero, también, un emperador práctico: pretendió y consiguió fronteras estables y fáciles de defender. Las fronteras menos estables se fortificaron, por ejemplo, con la construcción del famoso muro que se levantó en Reino Unido y que obtuvo su nombre. Una muralla que marcaba la frontera entre la Britania romana y la Caledonia -actual Escocia- no conquistada, al norte. Hoy en día, dicho muro es Patrimonio Mundial de la Unesco. 

Y, a pesar de su carácter antibelicista, Adriano mantuvo una presencia constante en los cuarteles, acercándose al ejército, tratando de prepararlo más para la paz que para la guerra, convirtiendo a las legiones en un arma disuasoria. Para afianzar su idea de gobierno, Adriano realizó cambios en la administración pública realmente importantes, enfocando sus esfuerzos políticos para ese fin. 

Imperio Romano en el 125


Adriano se afanó en un proyecto de integración cultural como nunca antes se había vivido. Fue un emperador cercano -a su modo- a los ciudadanos corrientes, preocupado por niños desvalidos y por senadores que se habían empobrecido, otorgándoles bienes para que pudiesen seguir ejerciendo su cargo. Es decir, Adriano distribuyó diversos bienes, no solo a conocidos sino, también, a desconocidos que no habían tenido tanta suerte como él. Este tipo de decisiones tuvieron su repercusión social, regadas con luchas de gladiadores para entretener al pueblo y un auténtico festín compuesto por miles de animales, como ocurrió durante el festejo de uno de sus cumpleaños, en el propio circo. 

El emperador Adriano también fue un empedernido viajero, recorriendo gran parte del imperio que reinaba. Mientras visitaba regiones, ayudaba a ciudades con sus donativos y beneficios que otorgaba. Solía inspeccionar a las tropas acantonadas en las provincias y más de la mitad de su reinado lo pasó fuera de Italia, de un rincón a otro de sus dominios. Mandó a construir y modernizar infraestructuras y, muy a menudo, éste era el único propósito de sus viajes: diseñar nuevos edificios, embellecer las ciudades, junto a un gran séquito de arquitectos y constructores. Itálica es un buen ejemplo de ello. Fue totalmente reformada, siguiendo los modelos de las ciudades más bellas de Oriente. 

Por otro lado, este afán reformista gravó en impuestos a las regiones en las que se llevaban a cabo. Se le fue un poco de las manos en Egipto, donde se requisaron víveres con la intención de alimentar a sus hombres, creando un grave problema social...Y una vez más comprobamos que, la vida de los personajes históricos está regada de aciertos y errores...


Anfiteatro de Itálica. Con la vuelta de Adriano, la ciudad se refundió en el 122, adquiriendo más esplendor si cabe

Durante su reinado se enfrentó en diversas ocasiones al Senado y, más allá de las escasas campañas militares que lideró -contra las tribus del norte de Britania y con el ánimo de aplacar la rebelión judía-, globalmente, fue un periodo muy pacífico. 

Gracias a su formación clásica fue un intelectual nato. Dominó la Literatura, la Aritmética y la Geometría y se le consideró un gran entendido en pintura. Adriano practicó muchos palos, dicen que cantaba bien acompañado de un instrumento de cuerda e, incluso, compuso algunos versos inspirados en las personas que despertaban sus deseos. Se interesó en el manejo de las armas al estilo de los gladiadores y profundizó en la filosofía estoica, Adriano, desde muy joven, solía enzarzarse en batallas dialécticas con los hombres más sabios que encontraba a su paso...

En el Derecho Romano, Adriano ocupa un lugar importante, desarrollando una gran reforma y, debido a su educación helenística, su ideal son leyes comunes y racionales. 

Su religiosidad es difícil de encasillar. Mientras en Roma se construía el primer templo en honor a la diosa Venus, Adriano honraba a dioses extranjeros por razones políticas. Y es que Adriano gobernó durante buena parte de su reinado rodeado de senadores hispanos, honrando su origen italicense. Aunque tozudo, también era abierto de mente...Cuando asistía a banquetes, en ellos se interpretaban tragedias, comedias y fábulas. Se rodeaba constantemente de gente culta y de poetas que recitaban versos, además de músicos. 

Se  describe a Adriano como a un hombre de buena estatura, con el cabello rizado y al que le gustaba llevar barba, al modo griego. 

Como anécdota destacable podemos añadir lo que le ocurrió durante una visita a Tarraco. Allí, fue atacado por un esclavo con problemas mentales. Los pretrorianos estuvieron rápidos y evitaron daños mayores. Adriano, tras conocer la lamentable condición mental del esclavo, decidió no castigarlo y, aunque se ha querido ver como pura propaganda en favor del emperador, se toma como un hecho cierto, probando la personalidad benigna y justa del emperador hispano. 

Cuando enfermó antes de morir, antes de emprender su último viaje, dudó mucho a la hora de nombrar un sucesor. Al final, se decantó por Arrius Antoninus. Y, aunque el senado dudó en su divinización, Antonino Pío, personalmente, le llamó como a dios. 

En resumen, Adriano fue un excelente emperador y dejó una profunda huella en el Imperio Romano, así como nuevos caminos, que marcarían nuevos rumbos de la historia. 

Sobre Adriano aún se puede contar mucho más y es muy posible que siga visitándonos en nuestro blog...

Si has llegado has aquí, te damos las gracias y te recordamos que en Sevillaconguia realizamos visitas guiadas a Itálica, un lugar que debes conocer si te interesa este periodo histórico tan interesante...

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¡Feliz semana! 





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